Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía....

Una mujer baila en las dunas. © Hudson Hintze

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 

2 Timoteo 1:7 (Reina Valera)

Estas palabras fueron escritas por Pablo, apóstol de Cristo Jesús, a Timoteo, que era como un hijo para él. En aquella época, al igual que hoy, la vida era desafiante y caracterizada por el miedo, por la incertidumbre y por la duda. Cuando las personas pierden el control, y el mundo parece descarrilarse, es comprensible que la gente sienta temor y que busca aferrarse a algo. El problema no es éste, más bien, una situación se torna problemática cuando los miedos se apoderan de las personas y las paralizan, hasta el punto de que ya no pueden pensar con claridad.

Por eso debemos recordar, en tiempos de crisis, de que Dios nos ha dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Cuando recibimos presiones por todas las partes (como guerras, persecuciones, noticias diarias o amenazas futuras), no debemos dejarnos dominar por el miedo, sino por la confianza de que no hemos sido abandonados. No tenemos por qué desesperarnos. La pregunta principal que debemos hacernos es: "¿Quién o qué determina cómo vivimos, pensamos y respondemos? ¿Es Jesucristo, quien venció a la muerte, quien es la luz de nuestro mundo, quien es nuestro pan de vida y quien nos guía personalmente por el camino, por la verdad y por la vida?”

Como Communio Messianica, pensamos en los muchos creyentes de trasfondo musulmán (MBB), y en las personas perseguidas e indefensas ante peligros como la guerra y la violencia. Por ejemplo, los dos millones de sirios en Líbano, Turquía y en los campos de refugiados en Oriente Medio.

En tiempos como estos, queremos darles esperanza. Queremos decirles que no se desesperen, sino que dejen que Dios les fortalezca y les alienta, para poder reaccionar y vivir sabiamente... "porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio." (2 Timoteo 1:7).

Vamos a aferrarnos a las promesas de Dios, porque ÉL mantiene el control y tiene la última palabra.

Shalom

Rev. Dr. Yassir Eric